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El mundo material y la tierra por entero pertenecen a este universo de tres dimensiones.

 

“Y la tierra estaba desordenada y vacía las tinieblas estaban sobre la faz del abismo y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas” (Génesis 1:2)

 

Lo que quiere decir este versículo es que el Espíritu de Dios estaba incubando sobre las aguas. El mundo en el que vivimos pertenece a la tercera dimensión pero el Espíritu Santo pertenece a la cuarta dimensión. De la misma manera que el reino espiritual de la fe pertenece a la cuarta dimensión.

 

Todo fue creado bello y hermoso por la incubación de la cuarta dimensión.

 

Así como la tercera dimensión incluye y controla la segunda así también la cuarta incluye y controla la tercera, la cual produce una creación de orden y belleza. El espíritu es la cuarta dimensión.

El ser humano es un ser material lo mismo que espiritual, tiene tanto la cuarta dimensión como la tercera dimensión en su corazón, puede influir sobre la tercera dimensión, produciendo cambios en ella.

Por orden natural la cuarta dimensión ejerce poder sobre la tercera dimensión, que son los cuerpos humanos.

 

Visiones y sueños son el lenguaje de la cuarta dimensión y el Espíritu Santo se comunica a través de ello. Solo a través de visiones y sueños puede uno concebir grandes iglesias.

 

Dios siempre ha usado este lenguaje del Espíritu Santo para cambiar muchas vidas.

“Y Jehová dijo a Abraham, después que Lot se separó de el: Alza ahora tus ojos y mira desde el lugar donde estas hacia el norte y hacia el sur, y al oriente y al occidente. Porque toda la tierra que ves te la daré a ti y a tu simiente para siempre” (Génesis 13:14-15)

 

Ver es poseer. Abraham vio la tierra. Luego volvió a su tienda y a su cama, para soñar con la tierra que sería suya. El Espíritu Santo comenzó a usar este lenguaje en su cuarta dimensión. El Espíritu Santo comenzó a ejercer el dominio de todo.

Cuando Dios nos creó, nos creó en la cuarta dimensión, en el mundo espiritual.

La imaginación juega un gran papel en la cuarta dimensión.

 

Cambia tu visión, y tus sueños, porque la única manera de alcanzar dominio sobre el mundo material de la tercera dimensión es por medio de la imaginación, tus visiones y tus sueños.

 

Una manera de ampliar y profundizar los sueños y visiones es leyendo la Biblia. Luego se tiene que sostener firmes esos sueños y visiones, orar y esperar con fe a que él Espíritu Santo los haga realidad.

 

Por el poder de la cuarta dimensión el reino de la e se puede dar órdenes a las circunstancias y las situaciones, dar belleza a lo feo, orden a lo caótico, sanar a los enfermos y consolar a los que sufren.

LA CUARTA DIMENSIÓN

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